El insomnio supone un factor de riesgo para la aparición de enfermedades psicológicas, neurológicas, cardiovasculares y metabólicas
Más de una mujer al llegar a la etapa de la menopausia, entre los 45-50 años, se queja de que no duerme bien, de que esta le impide descansar bien, se despierta con sofocos, no tiene un sueño regular, se despierta con frecuencia… En definitiva, que no descansa en condiciones y siempre esto se achaca a esa etapa en la que se vuelven a revolucionar las hormonas.
De hecho, la doctora Irene Rubio Bollinger, especialista en Neurofisiología Clínica y responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur de Madrid, llama la atención sobre el hecho de que la mayor parte de las mujeres saben que durante la menopausia el cambio hormonal que se produce suele acompañarse de sofocos, de nerviosismo, de cambios de humor, de sudoración profusa y de una ganancia de peso; si bien no tienen tan presente que el sueño también es un aspecto que se ve alterado, y a veces incluso de manera significativa.
“Es más frecuente de lo que pensamos que la mujer presente una disminución de la calidad de su sueño en esta etapa. Además, muchos sofocos se producen durante la noche y provocan alertamientos inesperados, y muchos de ellos, a su vez, favorecen la aparición de sofocos”, relata esta especialista.
¿Esto a qué es debido? ¿Es por influencia hormonal? ¿Es normal que durmamos peor conforme vamos ganando años? Claramente, a juicio de esta especialista del Hospital Quirónsalud Sur, tiene que ver con las hormonas femeninas, es decir, con los estrógenos y con la progesterona, porque estas disminuyen en esta etapa.
“De hecho, no solo puede presentar síntomas con la menopausia, sino que ya durante el periodo previo a la menopausia cuando comienzan a tener reglas irregulares, con fluctuaciones de los niveles hormonales en su cuerpo, comienza a verse afectado el descanso. Además, cuando vamos envejeciendo el sueño se vuelve a su vez más superficial y más fragmentado, la secreción de melatonina es menor, por lo que también la edad puede influir en no conseguir un sueño reparador”, remarca esta experta en Neurofisiología clínica.
Qué hacer ante los problemas de sueño
Con todo ello, la responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur de Madrid, reconoce que siempre en sus consultas recibe a alguna mujer con síntomas de mal descanso o de cansancio, así como de malestar diurno durante la menopausia. En estos casos dice que se debe realizar una buena historia clínica, para discernir un problema de sueño asociado exclusivamente a la menopausia, de alguna otra patología del sueño.
Según defiende la doctora Rubio Bollinger, no es infrecuente que las mujeres a esta edad desarrollen apnea del sueño y pueden creer que sus síntomas de cansancio diurno se deban solo a la menopausia. “Las mujeres postmenopáusicas tienen hasta 3 veces más posibilidades de tener apnea. El síndrome de piernas inquietas también es más frecuentemente referido por mujeres postmenopáusicas. También algunas mujeres desarrollan síntomas de ansiedad o de depresión por la propia falta de descanso o insomnio crónico, que debemos diagnosticar y tratar debidamente”, sostiene.
Es más, la especialista de Quirónsalud Madrid apunta a una serie de pautas que son especialmente recomendables en esta etapa de la vida de las mujeres y que pueden llevarse a cabo desde la propia casa: ejercicio de manera regular, así como una alimentación equilibrada, y mantenerse activo mentalmente son pilares fundamentales para una buena salud.
Pautas de higiene de sueño
Más concretas dice que son las pautas que siempre recomiendan los expertos en materia de sueño, y a las que llaman ‘higiene del sueño’, y que incluye tener unos horarios regulares de acostarse y de levantarse. “Si nos echamos una siesta, esta debe ser breve y no muy avanzada la tarde. Realizar actividades relajantes antes de ir a dormir, evitando realizar actividades en la cama que no sean dormir o mantener relaciones sexuales. Mantener la habitación a una temperatura entre 18 y 21 grados y sin ruidos, aparte de mantenerla oscura durante el periodo de sueño. Evitar bebidas con cafeína y el alcohol cerca de la hora de dormir, además de evitar pantallas antes de dormir. En casos de insomnio más resistente podría ser beneficioso la terapia cognitivo conductual”, aconseja.
Además, la especialista en Neurofisiología Clínica y responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur de Madrid recalca que es importante tener precaución con la toma de hipnóticos, dado que estos medicamentos pueden estar indicados en períodos breves, pero no deben prescribirse por tiempo prolongado. “Siempre debe hacerse bajo supervisión médica. Uno de cada cinco españoles duerme menos de lo que debería y, de estos, uno de cada tres toma pastillas para dormir. Hay que tener mucho cuidado con ellas”, apostilla la experta.
Es más, el insomnio supone un factor de riesgo para la aparición de enfermedades psicológicas, neurológicas, cardiovasculares y metabólicas. “Su impacto en el día a día de la persona incluye cambios en el estado de ánimo, merma en la concentración, atención y rendimiento. Los estudios muestran que dormir menos de cinco horas aumenta de manera significativa la posibilidad de padecer todos estos problemas”, alerta.
Con todo ello, la doctora Irene Rubio Bollinger aconseja siempre que se presenten estos síntomas u otros que impidan un correcto descanso el consultar con el médico de cabecera, ginecóloga o con especialistas en sueño. “Será beneficioso para que pueda incluir una valoración general, unas pruebas complementarias y pautar algún tratamiento, así como aplicar una serie de pautas para minimizar los efectos y mejorar la calidad del sueño y de vida en general de la mujer en esta etapa”, remarca.