El principio clave detrás de la terapia cognitiva conductual (TCC) es que tus patrones de pensamiento afectan tus emociones, las cuales, a su vez, pueden afectar tus comportamientos.
Por ejemplo, la TCC hace énfasis en cómo los pensamientos negativos pueden conducir a sentimientos y acciones negativos. Pero, si replanteas tus pensamientos de una manera más positiva, puedes generar sentimientos más positivos y comportamientos útiles.
Tu terapeuta te enseñará cómo realizar cambios que puedas implementar a la brevedad, los cuales fungirán como habilidades que puedes seguir utilizando por el resto de tu vida.
Después de hablar contigo y aprender más sobre el problema con el que deseas que te ayude, tu terapeuta decidirá cuál es la mejor estrategia de TCC para ti.
Una de ellas es la reestructuración o reencuadre cognitivo, que implica analizar detenidamente los patrones de pensamiento negativos.
Quizás tiendes a generalizar demasiado, asumir que sucederá lo peor o darle demasiada importancia a detalles menores. Pensar de esta forma puede afectar lo que haces e incluso puede convertirse en una profecía autocumplida.
Tu terapeuta te preguntará sobre tu proceso de pensamiento en determinadas situaciones para que puedas identificar patrones negativos. Una vez que estés consciente de ellos, podrás aprender a replantear esos pensamientos para que sean más positivos y productivos.
Por ejemplo: «Eché a perder el informe porque soy completamente inútil» puedes transformarlo en «Ese informe no fue mi mejor trabajo, pero soy un empleado valioso y contribuyo de muchas maneras».