Los ganglios linfáticos inflamados se manifiestan a través de unas bolitas que crecen en el cuello o en cualquier otra parte del cuerpo (cuello, axilas o ingles). Estos tienen la función de combatir infecciones por bacterias o virus; funcionan como filtros que atrapan virus y bacterias causantes de enfermedades antes de que puedan infectar otras partes del cuerpo.
La inflamación de los ganglios linfáticos generalmente no es una situación peligrosa, pero si estos crecen demasiado son una señal de alerta sobre un problema de salud. Entre las causas más comunes de inflamación de ganglios linfáticos se encuentran:
- Resfriados, gripes, amigdalitis
- Infecciones bacterianas como la sífilis, tuberculosis o salmonelosis
- Infecciones víricas (rubeola o sarampión).
- Consumo de determinados medicamentos como el perclorato, cotrimoxazol o hidantoína.
- El estrés, ansiedad, mala alimentación.
- Linfomas o enfermedades tumorales.
Si los ganglios linfáticos superan los 4 centímetros se requiere hacer una biopsia para descartar alguna infección grave. En pocas ocasiones esta inflamación se debe a enfermedades graves como el cáncer.