El colágeno es la estructura principal de la proteína en los animales, incluyendo a los seres humanos, y cumple un papel esencial en la composición de los huesos, tendones, ligamentos, cartílagos y, desde luego, la piel. Tal vez por eso los suplementos nutricionales se han vuelto tan populares. Las distintas marcas prometen que con estos productos no solamente se va a mejorar la piel, sino las uñas, el pelo e, incluso, la digestión.
Están hechos de tejidos de animales ricos en colágeno que por lo general se descartan en los sitios donde se procesa la carne, como la piel y los huesos del ganado y de los cerdos como también la piel y las escamas de pescado. Esta proteína se procesa y se transforma en una gelatina que luego se desintegra en partículas más pequeñas que son incorporadas a productos como cápsulas, gomas y barras de proteína.
Por su parte, aquellos que ofrecen colágeno derivado de plantas, en realidad no contienen la proteína, sino que con una combinación de aminoácidos, vitaminas y minerales ayudan a que el mismo cuerpo la produzca.
Los posibles beneficios de estos suplementos dependen de cómo los digiera y absorba el tracto intestinal, y si este puede realmente llegar a los tejidos y tener un efecto terapéutico. Algunas investigaciones han concluido que existe la probabilidad de algún beneficio, pero todavía no es un hecho comprobado.