La micción frecuente suele deberse a beber muchos líquidos, especialmente cafeína o alcohol. Sin embargo, si orinar con frecuencia no se relaciona con la ingesta de líquidos, puede deberse a una condición médica subyacente.
Las razones más probables de las micciones frecuentes son las infecciones del tracto urinario (ITU) y los efectos secundarios de los medicamentos.
Asimismo, la micción frecuente puede ser un síntoma de muchas afecciones distintas. Usualmente, tu proveedor de atención médica realizará un examen físico y te preguntará si estás tomando algún medicamento, si tienes algún síntoma de infección o si has tenido algún cambio en tus hábitos alimentarios o de bebida.
Es probable que tu proveedor de atención médica también te solicite una muestra de orina para detectar bacterias (urocultivo) o glóbulos blancos (análisis de orina) que podrían indicar una infección. Si se confirman la presencia de glóbulos rojos (tres o más), se ordenará una citología de orina.
Otras pruebas posibles incluyen las siguientes:
- Urodinámica: prueba cómo están funcionando los músculos de la vejiga.
- Cistoscopia: una cámara mira el interior de la vejiga.
- Ultrasonido o tomografía computarizada: estas pruebas buscan cualquier cáncer o anomalía estructural.