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Cómo hay que tomar el colágeno para que realmente funcione

Una de nuestras principales preocupaciones hoy en día es mejorar nuestra salud física y mental para sentirnos mejor. Entre los posibles ‘remedios’ y soluciones que tenemos a mano, hay uno que se han puesto de moda y del que se está hablando mucho: el colágeno. Desde que el mundo se enteró de que Jennifer Aniston, Cara Delevingne, Cameron Díaz o Madonna lo toman, entre otras celibrities patrias como Eva González, su fama ha subido como la espuma.

El colágeno es un componente natural de la piel y el cabello que actúa como una proteína anti-edad, cuya presencia determina la firmeza y la elasticidad de la piel según han sugerido algunas investigaciones. Para entenderlo, la proteína actúa como una especie de andamiaje que sustenta la estructura. Es un tejido de soporte que con la edad se desestructura y la piel pierde firmeza y se arruga o se descuelga. Funciona como una especie de red protectora.

Pero además de ayudarnos a luchar contra el estrés oxidativo y las arrugas, el colágeno también es importante para las uñas, las articulaciones, cartílagos, huesos… y proporciona un empujón de energía para el sistema inmunitario.

Cuando el cuerpo es joven, tienen a fabricar importantes cantidades de colágeno. Sin embargo, a medida que envejecemos, la producción natural de colágeno en nuestro cuerpo disminuye y factores externos, como el sol o el estrés, contribuyen a una rápida descomposición de esta proteína.

En este caso no podemos decirte que podrás combatir la pérdida del colágeno con la alimentación, porque es una sustancia que apenas se encuentra en los alimentos. Está presente en cartílagos de la carne, gelatinas o piel y espinas de pescado. Por ejemplo, la piel de pollo y los cortes de carne gelatinosos son excelentes fuentes.

Se calcula que a los 40 años el organismo produce la mitad de colágeno que en la adolescencia. Esta reducción en los niveles de producción provoca, entre otras cosas, la pérdida de elasticidad y flexibilidad de la piel, dolores en las articulaciones y músculos, osteoporosis, deterioro en la vista, deficiencias circulatorias, molestias en dientes y encías. Un deterioro que va a más con la vejez.

Por eso, algunos expertos recomiendan tomar colágeno adicional a partir de los 40, en dosis que oscilan entre 40 mg y 10-15 gramos, que parecen ser potencialmente efectivas y tener efectos secundarios mínimos.

Estos suplementos de colágeno hidrolizado por vía oral también se pueden tomar en forma de comprimidos o cápsulas, pero la tendencia que no para de crecer es tomarla en polvos solubles o bebidas como Hairlift Elite (de Gold Collagen), especialmente indicado para el cuidado del cabello, el bienestar y el estado de ánimo, que además de Colágeno Marino, lleva triptófano, L-Teanina, vitamina D y ácido fólico.

La forma más popular de tomar el colágeno es añadiéndolo al café o diluido en zumos y batidos. Algunos nutricionistas recomiendan que el colágeno y la vitamina C vayan de la mano para un mejor absorción en el organismo. Asimismo, si eres una persona muy deportista y practicas deportes con mucho impacto en las articulaciones y rodillas podrías empezar a tomar el colágeno antes de los 40 años. Y si vas someterte a una operación, te lo pueden recomendar porque ayuda a mejorar la cicatrización.

En qué casos se recomienda y en cuáles no

No es un preparado peligroso, pero antes de decidir ingerir suplementos de colágeno por tu cuenta, tienes que buscar un diagnóstico de tu problema

  • Si eres una persona joven y sana no es el momento de tomarlo porque, al menos de momento, no te harán falta este tipo de productos.
  • Si eres una persona de ciertaedad (ya que vamos perdiendo gradualmente la capacidad de generarlo) o tienes algún problema nutricional, puedes consultar al tu médico si te conviene tomar algún tipo de suplemento de este tipo.
  • Para intentar mejorar la calidad del cartílago de tus articulaciones (por ejemplo si tienes condromalacia rotuliana). En cualquier caso el traumátologo es quien debe indicarlo.
  • Si tienes una enfermedad crónica que te provoque algún déficit en la dieta o en la absorción de nutrientes.
  • Si padeces artrosis, artritis reumatoide u osteoporosis, consúltalo con tu médico.
  • O si sufres dolores articulares crónicos.