Alguien dijo en algún desfile que el libro es el complemento de moda más inteligente,como si estuviera descubriendo algo. Quien haya estado alguna vez entre bambalinas de una pasarela sabe que las chicas que trabajan de figurines son capaces de cualquier cosa para pasar el rato entre esperas, pruebas, chismorreos y maquillaje: tales como hacer ganchillo, memorizar monólogos, construir puzzles en el móvil, canturrear su playlist…
… ¡Incluso leer! Tampoco es tan raro. 3 de cada 4 mujeres leen al menos una vez a la semana (en España), bastante más que los hombres. Kaia Gerber, hija de la modelo con más clase que ha existido nunca (lo acertaste: Cindy Crawford) es una orgullosa lectora que aprovecha su popularidad para recomendar libros que le han gustado. El último es Mi cuerpo, de la modelo Emily Ratajkowski, con quien anuncia una conversación (el 25 de marzo) sobre los asuntos del libro, «la cosificación y la explotación de la mujer por una parte de la sociedad, y cómo esta limita en muchos aspectos el desarrollo personal de las mujeres», dice Gerber en su cuenta de Instagram.
SEXUALIDAD Y EMPODERAMIENTO, SEGÚN EMILY RATAJKOWSKI
El libro Mi cuerpo, escrito por la modelo Emily Ratajkowski, se ha convertido en número uno de ventas desde su publicación en Estados Unidos, según The New York Times. Esta recopilación de ensayos acaba de ser traducida al castellano por la editorial Temas de Hoy.
Ratajkowski, una mujer que, como ella misma reconoce, se ha beneficiado de «capitalizar su sexualidad», viene a hablar de sexualidad y sexualización a las mujeres del mundo, con controvertido resultado. Sus ensayos, que están bien escritos y tienen ritmo, reúnen vivencias personales y reflexiones sobre la identidad femenina, y se leen con agilidad, al margen de que se esté de acuerdo o no con el mensaje.
Mi cuerpo
«Aún sigo peleándome con cómo percibo la sexualidad y el empoderamiento -escribe Ratajkowski-. El objetivo de este libro no es obtener respuestas, sino explorar con sinceridad ideas sobre las que no puedo evitar volver. Pretendo examinar los diversos espejos en los que me he mirado: ojos de hombres, mujeres con las que me he comparado y las innumerables imágenes que se han sacado de mí». Sin duda, un ejercicio útil y honesto para cualquiera.
LA VERSIÓN CENSURADA DE TU VIDA
Ratajkowski se vio catapultada a la fama gracias a su participación en el vídeo musical Blurred Lines, una canción del vilipendiado Robin Thicke, donde se paseaba desnuda coqueteando entre señores con traje y miradas canallas. El vídeo se censuró en YouTube, pero eso solo aumentó el morbo. La canción se convirtió en una de las más escuchadas de todos los tiempos.
La letra de este tema (escrito por Pharrell Williams, luego arrepentido), que Ratajkowski debía conocer, decía delicadezas como «¿Para qué hacen los sueños cuando los tienes con los pantalones puestos? ¿Para qué necesitamos ponernos eróticos? Tú eres la zorra más sexy en este lugar (…) Te daré algo lo suficientemente grande, para partirte el trasero en dos…». La modelo tenía 21 años. Ahora tiene 30 y se entiende que la edad le aclara los errores del pasado.
Ratajkowski cuenta en su libro que a muchos les indignó que la joven desnuda del vídeo se calificara como feminista. Para ella, «el feminismo se basa en la capacidad de elegir» y el mundo entero, desde su familia a sus profesores y los hombres, estaba empeñado en controlarla.
«EMPODERADA GRACIAS A LA MERCANTILIZACIÓN DE MI CUERPO»
El asunto del vídeo es solo un crudo ejemplo de cómo ciertas vivencias y decisiones han configurado la personalidad y la carrera de Ratajkowski. La modelo se lanza a una valiente inmersión en sus vivencias para extraer interesantes reflexiones sobre el feminismo, la sexualidad y el poder, «el trato de las mujeres por parte de los hombres y las racionalizaciones que hacen las mujeres para aceptar este trato», escribe.
«El presente libro está lleno de ideas y realidades que no estaba dispuesta a afrontar en períodos anteriores de mi vida, o quizá era incluso incapaz de hacerlo», anticipa Ratajkowski en las primeras páginas de Mi cuerpo. «Convertí en costumbre desechar experiencias que me resultaran dolorosas o fuesen incoherentes con lo que quería creer: que yo era el testimonio vivo de una mujer empoderada gracias a la mercantilización de su imagen y de su cuerpo».
