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¿Qué es la ‘huella estética’ y por qué ahora todo el mundo habla de ella?

El número de tratamientos de medicina estética que se realizan en nuestro país lleva tiempo en un constante crecimiento. En enero del 2020, la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) revelaba que, desde el año 2016, había aumentado un 5,4%, lo que alcanzaba al 35,9% de la población.Entre las motivaciones para someterse a estos procesos destacaba labúsqueda de una belleza natural, discreta, en muchos casos preventiva y que fuera reversible. Las cifras de hace un par de años explicaban así, junto a la influencia de la exposición constante a las redes sociales, el auge de los pacientes cada vez más jóvenes (fijaban la edad en 26 años) y del sector masculino (según este estudio, en 2020 cinco de cada diez mujeres y dos de cada diez hombres ya se beneficiaban de los tratamientos estéticos). 

Sin embargo, un mes después de que se publicaran esas cifras llegó una pandemia mundial y con ella la revolución de, entre otras cosas, nuestra percepción sobre la apariencia física y cómo nos relacionamos con la medicina estética. El estrés y la preocupación que derivaron de esa situación crítica, el hecho de vernos a través de una pantalla en infinidad de reuniones, el uso permanente de la mascarilla… Todas esas circunstancias han colaborado en que el éxito de estas técnicas esté vigente. Incluso, aunque carecemos de datos precisos, todo apunta a que la cifra de tratamientos realizados ha aumentado en estos dos últimos años.

Desde la SEME apuntan que cada vez más personas acuden a la medicina estética con la misión de alcanzar una salud integral en la que se integra el bienestar físico, mental y social. Y mejorar el aspecto de las personas juega un papel esencial, dejando a un lado “todas las consideraciones frívolas que se han creado en torno a esta disciplina”, afirma la Dra. Petra Vega, presidenta de SEME.

En este contexto, últimamente hemos sido testigos de cómo el concepto ‘huella estética’ se ha popularizado y hoy te explicamos al detalle de qué se trata.

¿Qué es la ‘huella estética’?


La Dra. Marta García-Legaz, dermatóloga y divulgadora médica en Instituto Médico Ricart, la define como “la marca o resultado que pueden dejar los tratamientos de medicina estética en un rostro en el futuro”. La experta reconoce que no todos los tratamientos dejan un efecto negativo, ya que“muchos evitarán el envejecimiento de la piel y tendrán un resultado positivo(como puede ser con la aplicación de plasma rico en plaquetas, vitaminas, ácido hialurónico no reticulado, toxina botulínica…) respetando los plazos recomendados. Otros pueden desfigurar el rostro, incluso de manera irreversible, si te saltas dichos plazos, si se inyecta una cantidad excesiva de producto o si el material no es el adecuado”. 

Diferencia entre la ‘positiva’ y la ‘negativa’

La Dra. Gema Pérez Sevilla, desde su clínica Doctora Pérez Sevilla, identifica dos matices diferentes: 

En realidad, la segunda huella es la que deseamos todos y la razón de ser de la medicina estética, puesto que ayuda a dirigir el envejecimiento de una forma que mantenga correctamente las proporciones faciales, en armonía. “No se trata de cambiar el rostro o de no envejecer, sino de hacerlo de manera más armónica y favorecedora, de un modo natural y sin que se note que te has hecho algo”, sostiene la Dra. García-Legaz. 

¿Se puede prevenir la huella estética negativa?


Desde Instituto Médico Ricart reconocen que hay una serie de pautas precisas para evitar disgustos innecesarios. Afirman que lo principal es acudir a un profesional adecuado, utilizar siempre materiales de calidad en los que conozcas cuál es su duración y no reinyectar antes del tiempo recomendado. Sin olvidar “la máxima de ‘menos es más’, evitando cantidades de material excesivas”. 

Sí, parecen recomendaciones lógicas pero no siempre domina el sentido común en estos asuntos y, en palabras de la doctora, “desgraciadamente en algunos sitios siguen poniendo referencias derivadas de la silicona, totalmente ilegales, que pueden ocasionar un impacto estético completamente negativo (de muy difícil resolución) como la formación de granulomas”. 

Si nos fijamos en algunos de los materiales más populares, la dermatóloga aconseja: 

  • Toxina botulínicaSi la aplicas 2-3 veces al año (según la fuerza de tu musculatura facial), tendrá un impacto positivo en evitar la formación de arrugas estáticas como son las del entrecejo, la frente o las patas de gallo. Sin embargo, si no respetas esa periodicidad y la pones demasiadas veces, puede generar un aspecto de ‘planchado’ en la frente que no siempre es atractivo…
  • Ácido hialurónico. La teoría te la sabes bien y eres consciente de que tu cuerpo lo reabsorbe. No obstante, hay que tener presente que si no mantienes sus tiempos o inyectas más producto del necesario puede afectar a la huella. Además, debes tener en cuenta que hay zonas donde cuesta más la reabsorción. ¿Un punto a su favor? Disponemos de un enzima (hialuronidasa) para descomponerlo en el caso de que no quedes satisfecha con el resultado. 
  • Hidroxiapatita cálcica. La doctora aplaude su capacidad como “un perfecto estimulador de colágeno, con resultados naturales y muy duraderos”. Eso sí, hay que ser muy precisos con la aplicación (tanto en la dosis como en la periodicidad), ya que no disponemos de un antídoto específico para neutralizar sus efectos.