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Productos 2 en 1: las ventajas y los inconvenientes

Champú-acondicionador, gel-champú, aceite para cara, pelo y cuerpo, contorno para labios y ojos… etc. Estos productos nos hacen ahorrar mucho tiempo y dinero pero, ¿son siempre adecuados?

Ahorrar se ha convertido en el afán de la sociedad del siglo XXI, pero no solo en lo que a dinero se refiere, que también, sino más bien a tiempo. Tal es esta urgencia de ahorro de minutos en nuestro día a día que hacemos lo imposible por simplificar al máximo nuestra rutina, robando minutos de donde se puede. Y una de estas partes de nuestro día a la que hemos visto que podemos quitar de aquí y de allá es a los rituales de belleza, algo que no nos ha costado nada, también por pereza, y que nos lo han puesto muy fácil los productos 2 en 1.

Cada vez son más la cantidad de productos que cumplen dos funciones de un solo golpe, haciéndonos ahorrar tiempo al simplificar nuestra rutina pero también dinero. Pero, a pesar de que se trata de productos de lo más práctico, también en torno a ellos ha surgido un gran debate y es que, ¿pueden funcionar realmente tan bien para sus dos o más usos?

GEL-CHAMPÚ
Este producto ya es un clásico, especialmente a la hora de alojarnos en cualquier hotel, donde ya es normal, además de los pequeños amenities, encontrarse un dispensador de este producto de doble uso. A pesar de que al día siguiente vemos que el pelo está correcto (nunca perfecto), los expertos discrepan sobre su uso continuado.

«No hay ningún problema en intercambiar su uso o utilizar productos formulados para cuerpo y cuero cabelludo a la vez, los llamados ‘geles-champús’. Especialmente si es por cortos periodos de tiempo. Pero a la larga, el gel y el champú son productos con una formulación diferente, concebidos para actuar en áreas distintas. Los geles de ducha suelen llevar detergentes para limpiar la piel, pero a la vez activos emolientes para restaurar la barrera lipídica y suelen estar formulados a un pH de 5,5», indica la dermatóloga Ana Molina sobre este debate.

«Mientras que los champús son ricos en activos quelantes que permiten limpiar y arrastrar bien toda la suciedad que se acumula en el tallo piloso, a la vez que incorporan acondicionadores o siliconas que recubren el pelo para dar ese efecto de suavidad, brillo y volumen», añade. «En resumen: desde el punto de vista dermatológico, no pasa nada por intercambiarlos o usar un mismo producto para todo, especialmente si es de forma ocasional. Sin embargo, el uso continuado de champú en el cuerpo puede acabar resecando tu piel, y el gel en el cabello que este se vea más apelmazado, sin brillo o más áspero», concluye.

CHAMPÚ-ACONDICIONADOR
Este es uno de los productos 2 en 1 que más conflictos está creando. Y es que, según apuntan numerosos expertos, el acondicionador y el champú no deberían mezclarse en un solo producto porque son totalmente opuestos.

El champú-acondicionador, en teoría, debería ser un producto que limpia pero que también suaviza el pelo y, en definitiva, lo acondiciona. Pero como por todos es bien sabido, los acondicionadores y los champús están compuestos por distintos ingredientes. De hecho, los acondicionadores suelen estar formulados por algunos que apelmazan el cabello, como son las siliconas o los polímeros, y, en algunos cabellos hace que se vean más lacios el día que se aplican porque «pesan» más y «ensucian» el pelo, como es el caso de las siliconas, que, además afectan a la raíz del pelo. Por eso se recomienda aplicar el acondicionador de medios a puntas.

Por supuesto, para lanzar estos productos y hacerlos funcionales, se han reducido en cierta manera las propiedades acondicionadoras que apelmazan el cabello, pero, aún así, sigue creando ciertas dudas.

ACEITE PARA TODAS LAS PARTES DEL CUERPO
El aceite se ha convertido en uno de los productos estrella de nuestro neceser por la hidratación que aporta a la piel y al pelo. Por eso, ahora muchos aceites se recomiendan en su etiqueta para pelo, rostro y piel del cuerpo. Pero lo cierto es que no funciona ni a todos los tipos de pelo ni a todos los tipos de piel, y es que, además, las necesidades hidratantes del pelo y de la piel son completamente distintas.

En este sentido, si se tiene el pelo muy fino, con falta de volumen o con tendencia grasa hasta en las puntas, el pelo se termina apelmazando. Sí podríamos usarlo, por ejemplo, si el cabello en cuestión es muy seco.

Por su parte, con la piel del rostro ocurre algo similar. Se necesitan productos más suaves y también con ingredientes activos más precisos para poder hidratarlo y combatir ciertos problemas de la piel, mientras que para el cuerpo buscamos hidrataciones más intensas y severas que desequilibrarían el rostro, por ejemplo.

CREMAS DE CUERPO Y ROSTRO
Lo mismo ocurre y mucho más con las cremas recomendadas para todo el cuerpo. De nuevo, la piel del rostro no es igual que la del resto del cuerpo, es más delicada, y tiene otras necesidades distintas. Además, hay que hacer especial mención a las pieles sensibles, con rosácea, acnéicas o con necesidades especiales. Es decir, estos productos no son para todos y, a veces, ni siquiera para la mayoría.

CONTORNO PARA OJOS Y LABIOS
El contorno de ojos que puede usarse indistintamente para ojos y también para labios es una de las estrellas del momento. Lo cierto es que muchos de ellos suavizan las arrugas de una parte y la otra del rostro y también las nutren e hidratan. De hecho es el producto más aceptado e incluso hay expertos que recomiendan usar su contorno exclusivo para ojos en el contorno de los labios. Pero, de nuevo, surge una duda, y es que, si hay un producto específico para ello, ¿por qué no usarlo?

Podremos recurrir a nuestro contorno de ojos para los labios siempre que sea muy nutritivo e hidratante y contenga ingredientes activos antiedad, que aseguren suavizar arrugas, pues las del contorno de los labios, al no ser una piel tan fina como la de los ojos, pueden ser más profundas.

En definitiva, los productos 2 en 1 funcionan, sí, aunque no serán tan eficaces como los productos específicos. Eso sí, pueden convertirse en nuestros grandes aliados al irnos de viaje, un día en los que tenemos prisa o si nuestra piel y pelo son más neutros.