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Hidratación: el punto de partida de la belleza

Mantener la piel correctamente hidratada, desde dentro y desde fuera, es el primer paso para una piel joven, bella y perfectamente cuidada. Las nuevas fórmulas cosméticas aseguran una adaptación total a todas las necesidades cutáneas y muchos más beneficios extra.

La vida es imposible sin agua, y por tanto, también la belleza de la piel es totalmente inviable sin hidratación. El agua que contienen todos los tejidos de nuestro cuerpo es la responsable de su buen funcionamiento, su turgencia y elasticidad. Y en la piel, nuestra envoltura más externa, con mucho más motivo, porque es la que tolera todas las inclemencias y nos protege de las agresiones, así que es imprescindible mantenerla en perfectas condiciones de salud. Y si hay salud, la belleza está mucho más cerca.

Si identificamos el concepto hidratación con ponernos una crema cuando la piel está tirante, la batalla está perdida de antemano, porque la hidratación no puede entenderse como una cuestión puramente externa y cosmética, sino que es un requisito indispensable para el buen funcionamiento de todas las actividades del organismo. El nivel de hidratación que presenta la piel depende de la capacidad de retención del agua que pasa por ella. La sangre, en su paso desde los vasos sanguíneos hacia los tejidos, les aporta oxígeno y nutrientes, y también agua. De hecho, el cuerpo humano está compuesto básicamente de agua, aproximadamente el 60% del peso corporal total, y el líquido elemento desempeña funciones vitales, como ser la base de los líquidos corporales (sangre, linfa, orina, saliva, lágrimas), permitir que los nutrientes pasen a las células y los productos de desecho se eliminen. Mediante el sudor, el agua además regula la temperatura corporal y ejerce como lubricante, evitando la fricción entre los órganos y tejidos.

El equilibrio hídrico del organismo se mantiene con la ingesta de líquidos a través de la comida y bebida y la eliminación de la orina, heces, sudor y vapor de la respiración. La deshidratación del organismo es un trastorno grave que puede incluso producir la muerte, así que es evidente la importancia de la ingesta de líquidos para mantener la salud del cuerpo, porque además, un organismo correctamente hidratado muestra una piel suave y jugosa, los ojos brillantes y el cabello sedoso. Y al contrario, someter al cuerpo a una deshidratación leve pero continuada conduciría a labios secos y cuarteados, piel envejecida y reseca y otros trastornos en las mucosas y los fluidos.

La piel está compuesta por agua en más de un 70%, lo que supone un 30% de la totalidad de agua presente en nuestro organismo, y el contenido hídrico de la piel se reparte en las diferentes capas que la componen. En la dermis se sitúan las reservas de agua que permiten nutrir las capas más superficiales, y en la epidermis, en cambio, se sitúa el manto hidrolipídico, la emulsión de agua y aceite que protege la superficie cutánea de la pérdida de humedad que tendría lugar por evaporación si la piel estuviera expuesta sin protección. Como sabemos, una piel deshidratada no es solamente una cuestión estética, porque la sequedad provoca incomodidad, tirantez y picor, se descama con facilidad y favorece la aparición de los primeros signos del envejecimiento cutáneo. Por eso es tan necesario aportarle los cuidados necesarios, tanto a través de una vida sana y una alimentación equilibrada como con las rutinas cosméticas básicas, que aseguran una piel equilibrada, tersa y suave.

Una vez la piel está correctamente limpia y tonificada, es el momento de aplicarle la crema hidratante adecuada a sus necesidades, que protege de la deshidratación, aporta confort y mantiene la piel elástica y nutrida. Por otro lado, para mejorar la absorción de los productos hidratantes y aumentar su efectividad, es fundamental liberar la piel de la capa de células muertas que se acumula sobre su superficie, con una exfoliación ligera realizada de manera periódica que asegure una piel limpia y receptiva a los tratamientos.

A menudo, las profesionales de la estética se encuentran con clientes que, pese a conocer la importancia de la hidratación, no le prestan la atención que merece y solamente recurren a los cosméticos cuando la piel muestra ya signos de sequedad. Ante esto, es fundamental el consejo profesional y remarcar la importancia de las rutinas de cuidado facial: apenas con unos minutos al día se pueden conseguir muchos beneficios que complementen los tratamientos profesionales en cabina. No sirve de nada un lujoso tratamiento dos veces al año si no se mantienen los resultados de manera adecuada. Si adquieren esa conciencia de cuidado facial, verán como los servicios profesionales les resultan más rentables y aprovechados, los resultados son más efectivos y su piel se mantiene en perfecto estado. Invertir en la información de los clientes es un plus de atención que acaba revirtiendo en su satisfacción y fidelidad, y hablarles de la importancia de la hidratación puede ser un excelente primer paso.