Amaderados, florales, cítricos…Hay miles de fragancias y olores entre los que elegir a la hora de escoger un perfume. Esto hace que la decisión sea aún más difícil y conlleva el plus de que va a ser el olor por el que te reconozcan, el que te caracterice. Y es que como bien sabemos, el olfato es ese sentido que es capaz de recordar e identificar más que cualquier otro.
Si en tu caso estás buscando un perfume esencial, noble, exquisito y por el que siempre te pregunten a qué hueles, entonces lo que necesitas es Elizabeth Arden White Tea. ¿Por qué? El té blanco es el té en su forma más pura, dando como resultado una fragancia cautivadora finamente elaborada que nos anima a vivir y disfrutar de los momentos de bienestar. Un olor que está dirigido a una mujer de espíritu seguro y libre que refuerza su personalidad a través de sus experiencias. Una mujer de hoy en día. Además tiene un doble objetivo muy importante: por un lado, compromiso con el ecosistema y por otro, con la sostenibilidad, según declara Rodrigo Flores-Roux.
Es una fragancia que además podemos usar tanto de noche por su fuerza, como de día por su frescor y suavidad. Con unas notas de salida de mandarina italiana, Salvia Sclarea y un fresco Acorde de Brisa Marina, el corazón, es puro y sin artificios, con un Acorde de Té Blanco, Absoluto de Mate, Pétalos de jazmín y Agua de Rosas. Por su parte el fondo, es su faceta más cálida y poética, con notas de Haba Tonka, Amberwood y Almizcles suaves.
Todo ello hace que sea una fragancia cálida y acogedora. Un perfume especial y único que hará que te reconozcan al instante, como una seña más de tu propia personalidad. Por su parte, el frasco también pretende ir en sintonía con su contenido. Con él se rinde homenaje al diseño de líneas rectas y a la pureza visual. Un packaging sin opulencias que nos presenta ese olor con el que vivir plácidamente momentos únicos y genuinos.
