A todas nos ha pasado y cuando llega el momento parece que estamos atrapadas en un callejón sin salida. Llamémoslo drama ‘beauty’, pero somos conscientes de que tiene fácil solución.
Abrir una máscara de pestañas nueva supone confirmar que no hay nada como estrenar, ya sea hablando de moda o de belleza. El aplicador se empapa y desliza a la perfección y el producto tiñe al cien por cien cada pestaña. Pero junto a esta sensación también aparece, quizás, uno de los pensamientos fatalistas más mundialmente compartidos en lo que a cuestiones de neceser –y belleza– se refiere: en cualquier momento, ese rímel recién estrenado ya puede llenarse de grumos y secarse apelmazando las pestañas en el mejor de los casos. Y es que todas conocemos la decepción sentida cuando llega ese momento, que suele ser de forma prematura. Algo muy similar a lo que ocurre con los pintauñas, que se observa cómo su final, sin haberse terminado el producto, va llegando lentamente.
Pero cuando este drama beauty se hace realidad, no todo está perdido. Ahora, porque todo tiene solución. En concreto, gracias al líquido para lentillas, que es capaz de devolver su textura original o suavizar la que tiene o ha adquirido una máscara de pestañas.
El primer paso dentro del manual de uso de la máscara de pestañas consiste en mezclar la misma con dos o tres gotas del líquido para lentillas y agitar el rímel para que se mezcle bien el producto con el líquido. Mientras, se hierve agua en una taza, en la que después se introducirá el bote de rímel cerrado durante uno o dos minutos. Esto ayudará a que el rímel seco se licúe y mezcle bien con la solución de lentillas. Por último, vuelve a agitar la máscara de pestañas.
Aunque esta sea la solución con la que se consigue retrasar el final de la máscara de pestañas, lo cierto es que, a pesar de que no siempre se haya terminado también hay que jubilarla antes de tiempo (o de que sea demasiado tarde). Y es que, mantenerla después de varios meses de uso, tras sufrir una infección en los ojos o que los grumos sean síntoma de mal estado del producto puede producir nuevas infecciones.