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Cómo aplicar los polvos bronceadores como un maquillador profesional

Uno de los principales errores que cometemos con el maquillaje en general es la elección del color y el tono. En esta línea, Larisa Nastase, maquilladora profesional y directora creativa de Larisa Studio, recomienda huir de los tonos anaranjados: «No es conveniente pasarse con el tono. La mejor opción es escoger un tono marrón para que quede más natural en la piel». Además, para saber cual es el tono que más se adecua a tu piel, la experta hace una clasificación de pieles con recomendación de color:

Pieles claras: Tonos melocotón suaves como el albaricoque o los dorados claros
Pieles oscuras: Colores marrones o chocolate.
Pieles cetrinas: Marrones dorados.
Pieles amarillentas: Ocres y anaranjados.
Pieles rosadas: Marrones suaves.
Si tienes la piel con estos tipos y es (además) muy mate puedes dar toques con tonos tierra, caramelo y cobre. También es importante, distinguir los tipos de piel según el nivel de grasa. Si sufres de sequedad, aléjate del formato en polvo y recurre a los productos en crema porque acentúan el aspecto de piel jugosa. Si tu piel es grasa, en cambio, los polvos te ayudarán a matizar la piel y evitar brillos. Lo mejor para salir de dudas es probarlos en el hueso de la mandíbula, ya que así resolverás todas las dudas sobre la conveniencia sobre tu piel.

El otro gran error que cometemos a la hora de aplicarlos es excedernos en su uso. Tal y como nos comentaba Eliecer Prince, National Make Up Artist de Guerlain, el cometido de los polvos de sol es imitar el bronceado natural de la piel y este nunca es uniforme en todo el rostro: «la clave es depositar una mayor cantidad de producto en las zonas que más se broncean como la frente, las mejillas, la barbilla, la nariz para obtener un resultado más natural». Por lo tanto, lo ideal no es aplicarlos en todo el rostro ni tampoco utilizar la técnica del tres porque el rostro queda en forma de 8 y no favorece a todo el mundo, solo a los rostros alargados (en pasarela se usa mucho y su acabado no es natural). Y, no te olvides de dar un toque de color en el cuello y bajar hasta la clavícula (e incluso llegar hasta los hombros) para evitar esos lineas de corte de maquillaje artificial, completamente opuesto al objetivo de naturalidad que buscamos.