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Belleza postparto: el atractivo de ser mamá

Llega un momento en la vida de la mayoría de mujeres en que ser madre se convierte en un hecho indispensable para alcanzar la plenitud como persona. Pero, a pesar de la felicidad y del bienestar que deriva traer al mundo una nueva vida, en muchas ocasiones el post-embarazo puede conllevar más consecuencias estéticas en el aspecto estético del cuerpo que el embarazo en sí. La curación de la cicatriz de los partos por cesárea, los problemas hormonales, la posible aparición de estrías o la preocupación por el estado de los pechos después del período de lactancia, pueden convertirse en verdaderos quebraderos de cabeza para muchas mujeres.

El primer problema que se experimenta durante y después del embarazo son los cambios hormonales. Durante la gestación, las hormonas tiroideas pueden sufrir alteraciones temporales que pueden provocar tanto cambios de humor bruscos y repentinos como variaciones físicas del cuerpo de la mujer. Estos cambios hormonales muchas veces son la principal razón por las que muchas mamás tienen problemas para perder los kilos acumulados durante el embarazo. A este problema, muchas veces también se le une una alimentación inadecuada; y es que ceder a los antojos y el falso mito de que el embarazo entraña ingerir el doble de calorías, contribuyen a ralentizar el metabolismo, dificultando la pérdida de los kilos ganados durante la gestación. En este caso, lo más importante es reestablecer el orden hormonal anterior al embarazo y volver a adoptar una dieta equilibrada.

Una vez se ha recuperado el control de las hormonas, es hora de ponerse en forma y reducir el exceso de volumen acumulado, sobre todo en la zona de los muslos y el abdomen. Adquirir una rutina de ejercicio suave, como ejercicios en casa o clases de yoga y pilates, puede ser una buena manera de tonificar los músculos, además de recuperar la masa muscular y la firmeza. A nivel cosmético, en la cabina de estética es importante recomendar tratamientos no invasivos con radiofrecuencia y fototerapia, que permiten tonificar y reducir la flaccidez en aquellas zonas que más lo necesiten y hacerlo con una intensidad determinada en cada caso concreto.

En casa, es imprescindible adoptar una rutina diaria contra la flaccidez del abdomen y la posible celulitis de los glúteos. Para ello, los cosméticos con concentrados de vitaminas A y C, elastina y colágeno son las mejores opciones para reducir centímetros, alisar la piel y combatir los acúmulos adiposos de la odiada celulitis.

Otra de las zonas cuyo cuidado debe incrementarse durante el embarazo son los senos, ya que la hinchazón de los mismos durante el embarazo y posterior período de lactancia tienen mucho que ver en el descolgamiento de la glándula mamaria. Para mantener tersa la piel de los senos y evitar la caída de la zona, es indispensable adoptar una estricta rutina de cuidados cosméticos durante y después del embarazo. Como norma básica, estos cosméticos deben mantener la elasticidad de la piel, evitar la pérdida de firmeza y el descolgamiento, y frenar el envejecimiento. Los aceites, ricos en oligoelementos, son fórmulas ideales para tratar los senos durante y después del embarazo, así como también las texturas en gel o mousse, que se absorsen mucho más rápido que las cremas untuosas. Como los pechos no disponen de ningún músculo de sujeción, sino que lo hacen sobre su propia estructura, es importante la aplicación de estos productos tanto de día como de noche, mediante movimientos circulares ascendentes que lleguen hasta los hombros, de modo que se estimule la producción natural de colágeno de la piel y nos aseguramos de mantener una dermis elástica e hidratada. Para completar los tratamientos, es ideal que, como esteticistas y expertas en belleza, ofrezcamos a las nuevas mamás tratamientos corporales más intensivos en cabina, que incluyan exfoliaciones y envolturas con mascarillas reafirmantes, que ayudarán a mejorar la hidratación y la firmeza de los pechos.

Estrías y cicatrices: las más difíciles

A pesar de todo, puede que el problema estético que más preocupa a las nuevas mamás sean las temidas y antiestéticas estrías. Estas cicatrices blanquecinas o rosadas aparecen a causa de la rotura del colágeno de la piel cuando ésta se dilata bruscamente. Durante el embarazo, es muy fácil que aparezcan en el abdomen, a causa de la rápida dilatación de la dermis. Las estrías son extremadamente difíciles de eliminar una vez ya han cicatrizado y tienen un aspecto blanco, así que lo mejor es evitar su aparición mediante la aplicación de cosméticos hidratantes a base de aloe vera y aceites esenciales, como de rosa mosqueta, germen de trigo o almendras dulces. Todos altamente hidratante, que favorecen la regeneración celular.

Otro temido problema son las cicatrices perennes, sobre todo si el parto ha sido por cesárea. Durante el proceso de cicatrización, es esencial humectar y limpiar la cicatriz a diario para que no se formen cicatrices hipertróficas –donde se forma un exceso de tejido fibroso que confiere un aspecto abultado a la cicatriz– y evitar que la herida se infecte. Una vez ha cicatrizado correctamente, podemos realizar distintos tratamientos para reducir su apariencia. La primera regla de oro es no exponer las cicatrices al sol, ya que su efecto sobre la cicatriz acentuará más la diferencia con la piel sana. Es ideal masajear la cicatriz con cosméticos en aceite, como el de rosa mosqueta, de gran poder hidratante, para devolver a la piel toda su elasticidad. Son también muy recomendables las fórmulas en crema o gel con concentración de siliconas especiales y vitamina E, las cuales forman un escudo protector sobre la cicatriz y aportan también un profundo efecto regenerador de la piel.

Si la cicatriz es demasiado visible, cabe la posibilidad de reducirla en cabina mediante tratamientos láser o dermoabrasivos, procedimientos que disminuyen el tamaño de la cicatriz, mejoran su apariencia y textura e igualan su pigmentación con el resto de la piel.

Así que ya no hay excusa para preocuparse por los problemas físicos causados por el embarazo. La prevención es la clave básica para evitar los posibles problemas estéticos después del parto: debemos empezar a cuidarnos desde el día uno de embarazo, con dietas específicas que aporten nutrientes al bebé pero no hipercalóricas; hidratando las zonas propensas a contraer estrías como los pechos, el abdomen o los muslos; y realizando gimnasia ligera que ayude a facilitar el parto y a no perder la firmeza corporal. Sólo así se evitará la aparición de posteriores problemas estéticos y podremos dedicarnos completamente al cuidado y disfrute del nuevo bebé.