Es algo que sucede cada 8 de marzo: llueven las felicitaciones por WhatsApp, los mensajes cursis con poemas o canciones terribles, los obsequios para ‘la más bella creación de Dios’, ‘la flor más hermosa de todas’ o ‘el mejor regalo del mundo’. A pesar de las buenas intenciones de la mayoría, este tipo de demostraciones no solo son innecesarias, también son una incongruencia a lo que realmente significa esta fecha. Aquí te explicamos algunas de las razones por las que no se debe felicitar a nadie en el Día Internacional de la Mujer.
¿Por qué no se debe felicitar a nadie en el Día Internacional de la Mujer?
Vayamos al sentido más estricto de la palabra. El diccionario de lenguajes de Oxford define la palabra ‘felicitar’ como ‘expresar a una persona la alegría y satisfacción que se siente por una cosa agradable o feliz que ha ocurrido‘. También lo explican como la acción de ‘expresar a una persona el deseo de que sea feliz en una fecha señalada o con motivo de un acontecimiento’.
En ese sentido, felicitar a una mujer el 8-M no tendría nada malo… de no ser por las razones por las que se conmemora (más no celebra) la fecha. Proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1975, el Día Internacional de la Mujer se estableció como un recordatorio de las luchas de las mujeres a principios del siglo XX.
En ese entonces, las mujeres de diversas partes del mundo –desde Estados Unidos hasta Rusia– tomaron las calles para exigir su derecho a votar y ser votadas, pedir mejores condiciones laborales y alcanzar una verdadera igualdad en la sociedad. Decenas fueron encarceladas, humilladas e incluso murieron en la búsqueda de sus derechos.
«Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo», se lee en la página de la ONU.
¿Felicitar o no felicitar?
Aunque no existe un manual de comportamiento en estos casos, expertas recomiendan que lo mejor es que todos se guarden sus felicitaciones para cuando la lucha feminista sea innecesaria: cuando las mujeres –todas las mujeres– puedan gozar de los mismos derechos y privilegios que el resto de la sociedad; cuando ser mujer no signifique, en algunos casos, una lucha contra todo y contra todos.
Desafortunadamente, aún estamos lejos de eso. Más allá de la ola de violencia de género que se ha avivado en países como México (donde se reportan 10 feminicidios al día), la desigualdad continúa siendo un común denominador en casi todos los países del mundo. Métricas internacionales aseguran que las mujeres ganan menos que un hombre por ejercer el mismo trabajo, también que tienen menos acceso a mejores puestos y cargos.
La ONU también asegura que el 70% de las personas que viven en condiciones de pobreza son mujeres; lo mismo sucede con las personas desplazadas por desastres o cambios relacionados con el clima, donde el número sube al 80%. Dejar las felicitaciones y unirse a la lucha con iniciativas y acciones que rompan con estas brechas sería lo mejor para todas… para todos.