Si tienes previsto exponerte al sol en Semana Santa es recomendable seguir unas pautas básicas, con el fin de mejorar la respuesta de la piel ante aquellos agentes externos que pueden afectar a su luminosidad y textura:
1. Mantener la piel hidratada, tanto por dentro como por fuera. Especial atención merecen zonas con dermis muy fina y sensible, como el contorno de ojos, el cuello, el escote o las manos.
Las lociones hidratantes se deben aplicar al menos 2 veces al día.
2. Aplicar protector solar antes y durante la exposición al sol. Se recomienda aplicar un factor alto de protección también antes de salir a la calle, extremando el cuidado en las zonas más expuestas: cara, orejas, cuello, escote, manos, empeines…
El protector solar debe aplicarse en cantidad suficiente, extendiendo bien el producto e incidiendo en aquellas zonas que lo absorban con mayor rapidez. Reaplícalo cada 2 ó 3 horas y siempre después de salir del agua.
3. Aplicar medidas complementarias. Para una mejor protección solar es recomendable aplicar medidas complementarias al filtro solar, como resguardarse bajo la sombra en horas de mayor intensidad de la radiación y utilizar gorras, sombreros de ala ancha, gafas de sol y prendas de ropa ligeras y de colores claros.
De igual forma, es recomendable complementar la protección solar a través de la dieta con nutrientes como los alfacarotenos y betacarotenos favorecen la producción natural de melanina, lo que incrementará las defensas de la piel. (Tomate, albaricoque, brócoli, kiwi) y los alimentos ricos en ácido omega 3, como el pescado azul, influye en la aceleración de la reparación de los tejidos.