Los médicos utilizan varias técnicas para diagnosticar la esclerosis múltiple (EM), entre ellas las resonancias magnéticas y los exámenes neurológicos. Generalmente, las lesiones de la EM se presentan en la sustancia blanca periventricular del cerebro, así como en los nervios ópticos o la médula espinal. Una resonancia magnética con contraste puede ayudar a los médicos a descubrir si existen lesiones activas. Estos tipo
s de pruebas pueden ayudarlos a determinar si las lesiones cumplen con los criterios para diagnosticar EM. Por sí solos, ningún síntoma, hallazgo físico o prueba de laboratorio pueden ser indicador de la enfermedad.
Para que un médico diagnostique EM, debe encontrar: Evidencia de daño en al menos dos áreas del sistema nervioso central, incluido el cerebro, la médula espinal o los nervios ópticos. Evidencia de que el daño ocurrió en diferentes áreas en diferentes momentos. Ausencia de indicios de que otros problemas, como una infección o un evento cerebrovascular, hayan causado las lesiones.
En algunos casos, una persona puede tener lesiones en el cerebro o la médula espinal antes del diagnóstico de EM.
Tanto el síndrome radiológicamente aislado (RIS) como el síndrome clínicamente aislado (CIS) pueden involucrar lesiones cerebrales o en la médula espinal similares a las de la EM. El RIS causa lesiones en el cerebro o en la columna vertebral.
Asimismo, ocasiona numerosos síntomas neurológicos similares a los de la EM que, en muchos casos, son precursores del desarrollo total de la EM. Alrededor del 50% de las personas diagnosticadas con RIS desarrollan EM en un plazo de 10 años.
El RIS no presenta ningún síntoma y los médicos no lo consideran como una causa de la EM. Por el contrario, alrededor del 60-80% de las personas diagnosticadas con CIS que poseen lesiones en el cerebro desarrollan EM. A diferencia del RIS, el CIS es tanto una causa de la EM como un síntoma neurológico debido a la inflamación del sistema nervioso central.