Las anfetaminas fueron creadas en un principio para el tratamiento de pacientes con asma en 1927, son fármacos elaborados en laboratorio que luego se convirtieron en tratamientos contra la obesidad pero se observó que causaban dependencia y otros daños a la salud.
Las anfetaminas siguen siendo utilizadas de manera ilegal por pacientes para la pérdida de peso ignorando los daños que causan a la salud.
Se descubrió que estas pastillas generaban un efecto estimulante del sistema nervioso cardiovascular, mejoraba el estado de ánimo y de alerta, además de suprimir el apetito, la fatiga y el sueño. Sin embargo como para adelgazar no existen las fórmulas mágicas, sino que la dieta y el ejercicio son las bases para una pérdida efectiva, se descubrieron los efectos adversos de las anfetaminas sobre el organismo y se dejaron de recetar para este fin.
El consumo de anfetaminas para bajar de peso ocasiona un incremento significativo de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y temperatura corporal, además hacen que quien las consuma tenga un comportamiento agresivo. También se detectó que las pastillas causaban dependencia ya que el organismo se acostumbra rápidamente a la droga y cada vez requiere mayor cantidad de la misma para surtir efecto.
Quien consume anfetaminas presenta cambios físicos como el tamaño de la pupila, sudoración excesiva, temblores, aumento de temperatura de las manos, euforia, hiperactividad, falta de sueño y pérdida del apetito.
Como se mencionó, la única y efectiva manera de bajar de peso es la dieta y el ejercicio, sin embargo, existen algunos medicamentos que pueden ayudar en el proceso en pacientes con obesidad severa, pero estos deben ser indicados puntualmente por un médico especialista, dado que utilizarlos no es una acción menor.