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Rosácea: lo que debes saber para limpiar y cuidar tu piel

Irritación en la piel, rojeces y granitos. Existen una gran cantidad de factores que están dañando tu rostro. Aquí te contamos cómo puedes aliviar sus síntomas.

Uno de los problemas o de las afecciones más comunes en la actualidad que sufre la piel es la rosácea, una enfermedad de la piel cuyos síntomas consiguen que ésta se enrojezca a menudo, que aparezcan ocasionalmente protuberancias, capilares visibles, hinchazón facial, ardor o sequedad, entre otros. Pero, si algo es cierto es que la rosácea se potencia cuando se producen cambios de temperatura drásticos, ya sea durante los meses de verano o en invierno.

Si la padeces o la has padecido en algún momento de forma más intensa, sabes de lo que estamos hablando. Ir a un establecimiento cerrado y notar cómo tu piel se está poniendo colorada, salir de la ducha y sentir que tu cara te quema o ver cómo van apareciendo y desapareciendo puntos negros casi con la misma frecuencia son algunas de las situaciones que más se dan entre aquellas personas que la padecen.

Pero si crees que llevar una rutina de cuidado facial es una tarea que requiere tiempo, paciencia y conocimiento, establecer una rutina apropiada de limpieza facial con rosácea multiplica el doble su complejidad ya que los tratamientos a usar no pueden ser los mismos que si tu piel no tuviera este problema. Por ese motivo es necesario que acudas primeramente a un dermatólogo que te indique cuáles son los productos más adecuados para tratar tu piel así como la rutina o las pautas que debes seguir para hacerlo correctamente, ya que la rosácea es algo crónico que por temporadas se manifiesta y en otras parece no existir. Además, es tan impredecible que hasta puede que aparezca cuando menos te lo esperas.

Causas y tratamiento de la rosácea

Lo que sí está claro es que si eres de las que sufren de rosácea, existen algunos factores que debes evitar si su intensidad es alta: el consumo de alcohol, la exposición al sol y a temperaturas extremas, el ejercicio muy intenso, las comidas picantes e, incluso, algunos, factores psicológicos como el estrés, que puede reducirse con estas técnicas, que ya sabemos, son el primer eco físico de tu bienestar emocional.

No obstante, las causas de la rosácea son por el momento desconocidas, pero su definición está clara: la rosácea es una condición inflamatoria que deteriora la barrera cutánea como fruto de la colonización por microorganismos. Entonces… ¿qué puedes hacer para tratar la rosácea en tu rutina de cuidados faciales? Lo primero, como ya te hemos dicho, será acudir a un dermatólogo que te asesore y te cuente todo aquello que necesitas saber. Lo segundo, interiorizar que en este caso cuantos menos productos apliques sobre la misma, mejor será el resultado sobre tu piel. Sin embargo, no debes olvidar que no cualquier producto es apto para tratar esta afección. Por ejemplo, al despertarte, deberás apostar por un limpiador suave y un humectante ligero antes de aplicar tu protección solar mineral. Sí, este último paso es esencial y no puede faltar dentro de tu rutina diaria. Por otro lado, también para evitar el enrojecimiento y la irritación, te aconsejamos que no hagas uso de productos que contengan alcohol o fragancias y que sean lo más naturales posibles.

Si además quieres añadir un plus a tu rutina de cuidados faciales, el ácido hialurónico así como las ceramidas rehidratarán tu piel. Mantenerla siempre hidratada es fundamental ya que, cuánto más seca esté, más se acentuará el picor. En el caso del ácido hialurónico, se trata de uno de los ingredientes que más se ha utilizado en los últimos años dentro de la industria cosmética gracias a sus múltiples beneficios, entre los que destacan, como hemos comentado, el alto nivel de hidratación. Se trata, asimismo, de un ingrediente que puede encontrarse actualmente en (casi) cualquier producto, pero es necesario conocer de qué manera utilizarlo para favorecer su aplicación y no conseguir el efecto contrario.

Es posible que estos tips no te resulten suficientes. En este caso pide a tu doctor que te recete tratamientos con ingredientes más fuertes para que puedas intentar reducir los síntomas en cuanto aparezca. El ácido azelaico tópico, los antioxidantes y los polihidroxiácidos pueden ser tus aliados, pero recuerda: nunca los uses sin preguntar antes a tu médico. Son más potentes que los anteriores y por ello requieren una vigilancia mayor.

Intenta siempre usar productos de farmacia y seguir las instrucciones a rajatabla. Puede que te la hayan diagnosticado de pequeña, puede que te haya salido este año o que ni siquiera la tengas. Pero si es así, ahora ya sabes lo que debes hacer.