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Huele a cambio en el mercado de las fragancias

Sin el ascetismo abanderado por la dictadura de Salazar, la cultura olfativa de los portugueses sería bien distinta. “A excepción de Vista Alegre, toda la industria del lujo desapareció y con ella el gusto por perfumarse.

De ahí que no tengamos la tradición de consumo que existe en otros países”, explica Pedro Simões Dias. Propietario de Comporta, una marca de fragancias vinculada a este famoso municipio portugués que exporta a Holanda, Bélgica y los países nórdicos, ofrece algunas pistas sobre estos mercados: “No les atraen las moléculas pesadas. Quieren fragancias limpias y con un ligero toque amaderado floral”.

En los países que conforman los Estados árabes la cultura del perfume varía, pero triunfan los aromas complejos y muy concentrados. “Le dan mucha importancia.

Estos turistas buscan fragancias muy especiadas e intensas”, confirma Ana Alberola, jefa de perfumería de El Corte Inglés. En esta zona del mundo la mayoría de las fragancias no tienen género —los hombres no reniegan de la rosa o el jazmín— y rara vez se perfuman con una sola.

Mukhallat es una palabra árabe que significa mezclar aceites. “A los attars que emplean como base van superponiendo diferentes eau de parfum”, cuenta la responsable de desarrollo de fragancias de CPL Aromas, Aitana López de Carrión. Es lo que en las culturas occidentales se conoce como layering, que podría traducirse por capas.

Con el término french oriental (francés oriental) la industria designa a las fragancias occidentales que incorporan los códigos olfativos de la tradición árabe. El empeño por atraer a esta acaudalada clientela explica que hayan ido apareciendo multitud de referencias que usan el oud en su composición, una resina amaderada, dulce y especiada que en Kuwait y Baréin se reserva para los acontecimientos religiosos.

Como señalan desde la Academia del Perfume, “tiene notas de jazmín y alga y está vinculada a los antiguos soberanos del golfo Pérsico”.

La sobreabundancia de perfumes con este costoso ingrediente ha causado un efecto rebote y ahora son los europeos quienes comienzan a interesarse por este tipo de olores. “Entran y preguntan: ‘¿Vendéis perfumes árabes? ¿De esos que tienen oud?’. Algunos clientes se enamoran y otros salen corriendo porque muchos llevan notas muy potentes”, explica Ayyub Serraj, de la perfumería nicho Sens Bar à Parfums de Puerto Banús (Marbella).