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Acné: cómo evitar que te salgan más granos

Parece que el acné ya no es solo cosa de chavales, pues este no solo afecta al 80-90% de los adolescente, sino que también lo padecen un 30% de los adultos jóvenes (hasta las famosas sufren de acné), según datos de la marca Uriage. Además, el uso de la mascarilla no ayuda demasiado para evitar que salgan granos (seguro que tú también has escuchado hablar del famoso ‘maskné’), haciendo que este problema cutáneo sea el motivo principal en las consultas dermatológicas.

“El acné es una patología del folículo pilosebaceo (poro) en la que están implicados múltiples factores y que puede afectar a todas las áreas corporales con presencia de glándulas pilosebáceas, en especial a la cara, a la espalda y al pecho”, afirma la doctora Elena Martinez, dermatóloga de la Clínica Pilar de Frutos. De manera resumida podemos afirmar que este aparece cuando el poro se obstruye con grasa y células muertas que se infectan con bacterias.

Tipos de acné

Principalmente se divide en dos categorías: el acné inflamatorio y el no inflamatorio. En el primero “predomina el componente inflamatorio apareciendo las lesiones de color rojizo: pápulas (ganitos), pústulas (granos rojos con cabeza blanca) y quistes (bulto interno, rojo y doloroso)”, explica la doctora. En el segundo, en cambio, “destaca la queratinización, es decir, cuando se ve el comedón o punto negro o quiste abierto, los quistes cerrados no inflamatorios (nódulos profundos) y los microquistes”, añade.

Causas principales del acné

No importa el tipo de acné que sufras. El componente genético, las bacterias, el estrés, las hormonas y la dieta son los principales factores que influyen en la aparición de los dichosos granos. Y, aunque es cierto que algunos de ellos son más difíciles de controlar, hay ciertos gestos que sí puedes hacer para evitar que pueblen tu dermis.

El estrés. Sabemos que el estrés es malo para todo, también para la piel donde puede provocar cambios hormonales que, en este caso, desencadenarían en brotes. Para mantenerlo controlado, aprende a respirar adecuadamente y de manera consciente, prueba con la meditación y dedícate algo de tiempo a cuidarte y mimarte a diario.

La dieta. Si te pasas con las grasas saturadas, los alimentos procesados y los azúcares refinados es muy probable que tengas brotes de acné.

Por no hablar de que también pueden aparecer los milliums, que son pequeños puntos de queratina y células muertas que aparecen en la cara porque los poros están cerrados debido a un acúmulo de grasa en ellos. “Es muy importante que evites los lácteos, incluso los que no tienen lactosa, ya que la caseína y otras proteínas presentes en ellos también producen grasa.

Obvia también el chocolate, las bebidas con cafeína y los embutidos grasos”, recomienda Marta Hermosín, médico, farmacéutica y especialista en nutrición y dermocosmética del Instituto de Dermatología Integral.

Cuidados ‘beauty’ para evitar el acné

Limpieza. Deja la ‘vaguería’ a un lado, ya que la tienes que llevar a cabo tanto de día como de noche. “Al caer el sol para retirar todos los restos de suciedad (maquillaje, micropartículas generadas por la contaminación, restos de sebo y sudor o células muertas) y acondicionar la piel para la cosmética de tratamiento. Al despertar, para limpiar los desechos de la actividad celular nocturna, equilibrar el pH y elevar sus defensas frente a las agresiones externas”, explica la esteticista Cristina Galmiche.

Eso sí, despídete de las toallitas desmaquillantes. 

Lo sentimos, pero no eliminan eficazmente la grasa ni el maquillaje que te obstruye los poros o, al menos, no tan bien como lo hace un aceite limpiador (prueba Light Work, de Pai, 37,99 €). Y cualquier resto de suciedad que quede en la piel durante la noche será el alimento preferido de los granitos. Ojo, que el roce de las toallitas sobre la dermis puede agravar el problema.
Utiliza limpiadores faciales sin sulfatos. 

Las toallitas no son suficientes, pero los tensioactivos fuertes como los sulfatos (los encontrarás como laurilsulfato de sodio o lauril éter sulfato de sodio en la etiqueta) son demasiado agresivos. Además de acabar con la suciedad, eliminan también la grasa natural y dañan la barrera cutánea. Esta puede lanzarse a producir un exceso de grasa y provocar un efecto rebote. Una buena opción es el gel limpiador Piel Limpia, de Sephora (9,99 €)
Hidratación. Las pieles grasas la necesitan, junto a la nutrición, como las demás. Y ojo con los activos secantes, ya que “terminan por provocar deshidratación, irritaciones e incluso eccemas y dermatitis”, declara Galmiche. Mejor si eliges una crema hidratante que tenga propiedades antiinflamatorias, bactericidas o calmantes, con las que, además, tratarás el acné.

Cosméticos adecuados. Es imprescindible que utilices productos de belleza aptos para piel grasa o acneica; así como debes prestar especial atención a tres cosas: “Que incluyan siempre los términos ‘oil free’ ‘no comedogénico’, que el producto sea de fase externa acuosa y no oleosa y que se absorba rápidamente, y que contengan activos que luchen contra el acné (ácido salicílico, peróxido de benzoílo, árbol de té, niacinamida…)”, advierte Pilar Hernández Bonilla, farmacéutica y fundadora de Bonaloa Skincare.
Olvídate de los productos con fragancias.

Los perfumes (ya sean sintéticos o naturales) son irritantes y pueden empeorar el problema. Ah, muy importante, escoge detergentes sin fragancia: las partículas perfumadas quedan adheridas al tejido de tu ropa, algo que no ayuda.

En la ducha, lávate la cara y el cuerpo al final. Los acondicionadores para el pelo suelen estar cargados de aceites que pueden producirte granos cuando se quedan en la piel. Para evitarlo, ponte el acondicionador, acláralo bien, y luego lávate la cara y el cuerpo como de costumbre (recuerda, idealmente con productos sin sulfatos).
Dúo semanal. Olvídate de los exfoliantes mecánicos –son los que contienen micropartículas para arrastrar las células muertas–, ya que “pueden agravar la irritación y la diseminación.

Mejor opta por uno químico, como los que incorporan en su formulación ácidos glicólico o salicílico, que ayudan a combatir el acné”, sugiere Hernández Bonilla, quien también propone usar una o dos veces por semana “una mascarilla de arcilla o de carbón para purificar los poros y regular el exceso de grasa, o una que incorpore niacinamida o aloe vera, con propiedades calmantes y antiinflamatorias”.
Las manitas, mejor lejos de la cara. ¡Y no sólo en tiempos de pandemia! Cuando las bacterias de los dedos se mezclan con la grasa de la piel, el resultado casi seguro es un brote de acné.

La nutricosmética también ayuda

Los suplementos alimentarios son perfectos para complementar tu rutina facial diaria. Busca uno que controle la secreción excesiva de grasa y la inflamación, así como que hidrate y ayude a restablecer la barrera cutánea y ‘voilà’. Muchas mujeres que tienen la piel acneica “reducen el consumo incluso las grasas saludables, como aceite de oliva virgen extra o pescado azul.

Esto produce una deshidratación brutal, que causa tono apagado y envejecimiento generalizado. Además, la deshidratación cutánea provoca también que los cosméticos no penetren y no sean eficaces”, defiende Helena Rodera, farmacéutica especializada en piel y cabello.

Hazte con un nutricosmético que contenga Omega 3, que “ayuda a restablecer y mantener la barrera cutánea. Además, forma parte de las membranas celulares y hacen que nuestras células se comuniquen mejor. También tiene efecto antiinflamatorio, muy adecuado como coadyuvante en el tratamiento del acné”, aclara la experta.

Y cerciórate de que también incorpore resveratrol, pues “se ha observado que es capaz tanto de inhibir el crecimiento de cutibacterium acnes (bacteria implicada en el acné) como también ayuda a controlar el exceso de producción de las glándulas sebáceas”, concluye. Nos gusta Green Boost Skin Complex de Naturadika.